Ese es el título de esta serie de seis fotografías hechas bajo una ventisca en un atardecer de invierno en la Sierra de Guadarrama. Las seis imágenes son una selección en formato cuadrado de las fotografías que hice un día que volvía de escalar la Pared del Zabala (https://ahenav.com/2016/03/14/si-escalas-no-fotografias/).
El tiempo aquel día era bastante malo. Con una visibilidad tan reducida y el ruido del viento llevándose las palabras en otra dirección fue imposible hacer la escalada alpina de varios largos que teníamos pensado hacer. Como no queríamos volvernos sin escalar, elegimos hacer una escalada corta en la Pared del Zabala, que es una pared con vías de uno o dos largos sencillos. Esta pared permite escalar con poca dificultad en mixto en invierno cuando el tiempo es bastante malo y no se puede hacer otra cosa.

Escalando en la Pared del Zabala, Peñalara, 2016. © Héctor Sánchez
Después de escalar la vía, mientras nos alejábamos de la pared y volvíamos al coche, el viento lateral, que soplaba con fuerza, empezó a mover las nubes bajas rápidamente. Éstas se intercalaban con claros en los que aparecía y desaparecía el paisaje, tan rápido que casi parecían fotogramas de una película a cámara lenta.
Cuando los claros rompían la cortina blanca espesa formada por las nubes bajas, era llamativo ver aquel paisaje luminoso del primer plano superpuesto contra el fondo oscuro. La oscuridad del fondo provenía del bosque de pinos de una ladera lejana, que a veces se mostraba nítido, pero otras aparecía como una masa oscura uniforme y desenfocada. Era un fondo perfecto en el que se proyectaban los copos de nieve que de otra manera hubieran pasado desapercibidos. En esta serie he querido incluir las dos visiones; por un lado, las escenas en las que se muestra nítido el fondo, y por otro, aquellas en las que se muestra ese fondo oscuro desenfocado.
Para estas imágenes utilicé mi cámara réflex, la que nunca falta cuando voy a la montaña, ya sea a escalar o a fotografiar. No utilicé filtros, que tampoco los necesitaba la escena. Cuando voy a escalar, como ya llevo mucho peso por el material de escalada, suelo llevar un único filtro degradado neutro para casos en los que la diferencia de luz del cielo y tierra es muy grande. En invierno, con nieve, la luz que rebota en el suelo nevado tiene menos diferencia con la que muestra el cielo, por lo que el filtro solo es necesario al amanecer o atardecer disparando hacia el sol. El filtro es un cokin barato y simple, que utilizo sin portafiltros. Es pequeño y cabe en cualquier sitio y no tengo que tener miedo a que se rompa o se arañe; además, como no lo superpongo con otros filtros, no tengo problemas de dominantes de color magenta. Y, sobre todo, no utilizar filtros me hace ser más rápido y evitar que mis compañeros de cordada se alejen demasiado y me toque correr mucho para alcanzarlos.
La serie completa puede verse aquí: https://ahenav.com/galeria/series/ruido-blanco/