Comienza 2015 y traigo poca sustancia fotográfica, pero muy cargada de morriña. Son tres fotografías muy simples, pero me gustan por su momento de luz, o por el fenómeno que incluyen, y por el sujeto. Muestran la línea de cumbres de Sierra Nevada, la gran Sulayr o montaña del sol, y están hechas durante un amanecer de este invierno.
Las hace especiales para mí el hecho de ser las vistas de mi ventana esas pocas veces que voy a Granada. No os podéis imaginar la diferencia que hay con lo que veo todos los días cuando me asomo a la ventana en la gran —y no menos asfixiante— urbe.
La primera fotografía muestra rayos crepusculares proyectados como sombras por los picos y collados de la línea de cumbres. De este fenómeno hablaba en el artículo Rayo anticrepuscular al atardecer, Santillana, verano 2014. Está hecha unos minutos antes de que el sol se eleve por la loma del Veleta, el famoso «Panderón».
Las otras dos captan el momento en el que está saliendo el sol.
Ya sé que no es lo mismo que estar allí, pero me conformo con haber captado ese momento, poder desviar ahora la mirada de mi ventana y verlo de nuevo cuantas veces quiera.