Mes: febrero 2014

Serie Mis bisontes II

Mosaico Serie Mis bisontes II

Ha estado mucho tiempo en el horno, pero por fin me he decidido a dar luz a esta nueva serie sobre encinas en una dehesa.

El origen del nombre viene de la serie «Mis bisontes», donde las encinas y la niebla que las rodeaba evocaba una manada de bisontes pastando en una llanura.

La serie original está revelada en blanco y negro para reforzar la línea divisoria entre la tierra marrón, más clara y sin cultivar, y el verde intenso y oscuro de las zonas sembradas.

En cambio, en esta nueva serie predomina el color, principalmente un fuerte violeta y magenta del amanecer de invierno en el que están tomadas las fotografías. Además, he utilizado un formato cuadrado para romper por una vez con la hegemonía del formato 3×2 habitual.

La serie completa se puede ver en ahenav.com/galeria/bisontes-ii/

Serie Alma de vega

Serie Alma de vega

Serie Alma de vega

Esta serie ya la tenía terminada mucho antes de publicarla pero me he resistido hasta ahora sin saber porqué.

Es una visión a medio camino entre «Alma de bosque» y «Susurros de montaña», una referencia otra vez más a los paisajes de mi niñez pero más centrada en los elementos esenciales del alma de la vega: campos surcados, neblina al amanecer y alamedas.

Este paisaje se va transformando lentamente: aparecen nuevas carreteras y desaparecen poco a poco los curiosos secaderos de tabaco hechos de madera. En el pasado era curioso ver cómo éstos dominaban el paisaje de la vega, edificios singulares a pie de plantaciones de tabaco.

Además, el paisaje es dinámico, las alamedas son bosques que están ahí durante mucho tiempo y forman parte de la vista, pero luego desaparecen repentinamente y por completo, apareciendo una nueva plantación en otro lugar, algo así como en la película Dark City en la que aquellos seres llamados «los ocultos» cambian los elementos de la ciudad constantemente y sin que nadie se de cuenta de ello realmente.

Para esta serie he utilizado principalmente un teleobjetivo, para comprimir así los planos y reforzar el efecto de la neblina y recoger escenarios concretos dentro de este gran paisaje, aquel que ya Washington Irving recogía en sus «Cuentos de la Alhambra» como un paisaje relajante y fresco para descansar en un duro viaje de verano.

Baño de color. Pantano de Santillana, invierno, 2014

Baño de color. Pantano de Santillana, invierno, 2014.

Baño de color. Pantano de Santillana, invierno, 2014.

Hoy me apetecía descansar un poco del paisaje más personal y mostrar esta fotografía de un paisaje más estándar, es decir, luz más buscada y elementos con más fuerza visual.

La fotografía está hecha en el pantano de mis amores, el que me permite trabajar una y otra vez múltiples encuadres y acercarme de forma más cómoda y rápida cuando sospecho que la mañana o la tarde va a dar buena luz y el cielo va a acompañar.

Este pantano es una caja de sorpresas, sus vaivenes con el nivel de sus aguas hacen que cada vez que me acerco me encuentre alguna escena nueva: una piedra que aparece, una nueva línea que se dibuja en el borde del agua,… En este caso, quería ir y trabajar un poco con el grafismo de las líneas que marca el lodo en los bordes del agua, utilizándolo así como primer plano, pero esta vez el nivel había subido tanto que el agua llegaba casi hasta el límite, por lo que no había ni rastro de lodo.

Así que tuve que cambiar de idea y pensar en buscar un primer plano  diferente. Había poco donde elegir, así que me decidí por trabajar con las texturas de la hierba seca. Tras recorrer un buen trecho y probar encuadres en varias zonas, me decidí por éste.

La composición de la fotografía es bastante estática y equilibrada en cuanto a forma: cuatro zonas o bandas apiladas, cada una descansando sobre la anterior. El dinamismo lo aporta cierta asimetría en el tono y en menor medida el color, a la izquierda la luz más fuerte del sol hace que la vista vaya a esa zona, donde el pico de La Maliciosa se está bañando en una luz cálida, aunque los reflejos blancos en el agua y los claros a la derecha lo compensan en cierta medida. En cuanto a color, el naranja que pinta las nubes tiene más peso a la izquierda, pero está levemente compensado por el punto que constituye el toque de naranja que un rayo de luz lleva hasta la derecha.

Distanciados

Hoy quería hablar sobre esta fotografía que he publicado en la serie «Belleza singular». Bajo mi opinión, es un ejemplo del «menos es más» en composición fotográfica.

Distanciados

Distanciados

Ésta es una de esas fotografías fruto de la casualidad más que de la premeditación. Andaba dando vueltas con el coche por el valle de Gorafe en compañía de dos buenos amigos, volviendo del barranco del Enebro, cerca de un pueblo llamado Alicún de Ortega. Toda esa zona es muy curiosa, un paisaje árido donde sólo sobrevive en terreno salvaje el perseverante esparto.

Barranco del enebro, verano 2013

Barranco del enebro, verano 2013

El barranco del enebro es una localización que ya tenía seleccionada previamente y había previsualizado lo que quería, pero en este caso todo fue fruto de la casualidad. Conducía por una carretera bastante sinuosa y más pendiente del paisaje que de otra cosa, recuerdo la cara de perplejidad de mi amigo que iba sentado en el asiento del copiloto cuando le dije: «mira tú la carretera y avísame», a lo que espetó «¡qué dices!». A los pocos metros veo esa colina bastante pelada con los dos sujetos con una disposición tan interesante. Miraba a contraluz, así que la previsualización de la foto fue instantánea, una composición minimalista y simplificada mediante dos tonos opuestos, casi un yin y yang.

Paré casi en seco y salí cámara en mano y mientras andaba ya iba cambiando el angular por el teleobjetivo con la intención de cerrar el plano y condensar la escena aislando del mundo a estos dos actores singulares. La intención desde que vi la escena conduciendo ya estaba clara: aislados y distanciados. En cuando a revelado, lo mismo, un blanco y negro de alto contraste para reducir la escena a su estructura gráfica básica.

La verdad es que estoy muy satisfecho con esta fotografía tan simple, es una de esas fotografías que bautizo como «atrévete», ya que la idea es arriesgada, un paisaje recargado y con una luz impactante siempre funciona mejor para la mayoría, pero no todo el paisaje tiene que ser así. Sobre estas composiciones arriesgadas, ya tengo en mente una serie con algunas fotografías similares que rompen la lógica general y suelen ser de las que gustan poco.

Serie Susurros de Montaña

Serie Susurros de Montaña

Serie Susurros de Montaña

Después de darle vueltas casi un mes, hoy por fin he terminado una nueva serie de siete fotografías: Susurros de montaña. La serie completa la he publicado en aquí.

Es una idea que llevaba en mi cabeza más de un año, se trata de escenas grabadas en mi cabeza desde mi niñez, paisajes con esa suave neblina de la vega de Granada que solía tener a mi alcance en el pueblo donde viví hasta los 10 años.

Las fotografías las tomé uno de esos días en la vega de Granada en los que a la neblina del amanecer le cuesta terminar de levantarse.

Susurros de montaña #2

Susurros de montaña #2

La fotografía que más llama la atención es ésta en la que el humo de las fábricas recuerda a las fumarolas que se forman alrededor de un volcán.

Al utilizar un teleobjetivo, el efecto de la neblina se ha intensificado, reforzando la suavidad del paisaje y dando un toque de misterio, además, los planos se han comprimido, reforzando el grafismo que provocan las líneas sinuosas apiladas.